Hola a todos y todas, bienvenidas/os a mi historia...o mejor dicho,la historia de Natalia...

sábado, 24 de diciembre de 2022

Cositas que solo a la Princesa se le ocurren




Las personas autistas, se caracterizan por hacer cosas impulsivas, de esas que salen de dentro y no les importa lo que piensen los demás. Esto suele ser a veces un problema y otras veces un don estupendo para descubrir esas cositas de las que muchas personas se pierden por pensar demasiado, por vergüenza o por cumplir unas normas sociales que se nos han impuesto desde pequeños.
También la impulsividad lleva a hacer cositas divertidas, las cosas como son. Y eso fue lo que nos pasó ayer con Natalia. Fuimos a dar un paseo para ver la ciudad iluminada con las luces de Navidad y en un parque había una caseta donde Papá Noel recogía cartas de los niños y te podías hacer una foto con él, así que allá que fuimos. 
Natalia se acercó un poco mirándolo desconfiada (creo que ya ha dejado de creer en estas cosas,  aprovecho para recordarme que el año que viene tenemos que trabajar este tema con ayuda del cole) y como es tan grandota, en lugar de sentarse encima de Papá Noel, él se levantó para hablar con ella. Un encanto y muy amable, tengo que decirlo, fue muy  "mágico" con ella. 
Pues en cuanto le dijimos a Natalia si quería darle un abrazo para hacerse una foto con él ,la "marquesa" aprovechó para quitarle el sillón y se apalancó en él, toda cómoda ella y luego no quería levantarse, nos costó un rato convencerla, con el enfado de los niños que la veían y esperaban pacientemente en la cola. Me supo mal por los peques, pero el morro que le echó ella, allí sentada en plan : "paso de vosotros, de Papá Noel y de la Navidad, llevo un rato andando de paseo y ahora me toca descansar.", me hizo soltar unas cuantas risas, a mi, a Papá Noel y a los duendes que estaban junto a él.
Me encanta mi hija, su espontaneidad y los momentos divertidos que muchas veces me hace vivir.
Natalia es mi medicina, es mi salvación, es mi vida... es mi TODO.







🎄FELIZ NAVIDAD🎄




martes, 5 de abril de 2022

Valor en una sociedad llena de tabúes y complejos.






Tengo muchos defectos, muchísimos. Como todo el mundo, quien se libra de tenerlos, ¿no?. En realidad, el ser humano se caracteriza por eso, entre otras cosas y la imperfección y los errores tanto del hombre como de la mujer, han sido lo que históricamente nos ha llevado a muchos momentos clave de la historia de la humanidad. Os recomiendo leer el libro SAPIENS de Yuval Noah Harari, os ayudará a entender muchas preguntas sobre quien y como somos y qué nos ha llevado a este punto presente.

Pero yo no estoy aquí para hablar de eso. Yo quería hablar de mis defectos... y de mis cualidades. Soy nerviosa, algo desordenada, me gusta mi desorden pero no soporto el desorden de los demás y me pone de mal humor. Soy muy mandona, no me gusta hablar por teléfono, lo evito siempre que puedo e intento hablar por whatsapp. Y podría decir un montón de cosas mas.
Mis cualidades, o mi cualidad, la que mas admiro de mi, es mi valor y sinceridad al hablar de cosas serias e importantes sobre mi vida, que además afecten a un colectivo de gente, que esté ninguneado dentro de la sociedad. Lo hice sobre mi hija, contando aquí su historia, sin tabúes. Moví cielo y tierra por ella para darle lo mejor que estuviera en mis manos. Batallé con administraciones, peleé por sus derechos sentada en despachos de algunos de los políticos que mas importancia tenían en aquel momento, envié cientos de correos, inicié campañas y apoyé campañas de concienciación sobre autismo, monté una Plataforma y grupos de apoyo mutuo (GAM) y sobre todo, conté siempre LA VERDAD, sin miedo al que dirán o qué pensará la gente. Siempre me importó mas abrir mentalidades, abrir puertas a personas autistas, entre ellas mi hija, darles la visibilidad que necesitaban sin maquillarla ni disfrazarla, que lo que pensaran la gente que precisamente, eran los que nos ponían barreras. Porque quien criticara la forma de hacer camino y pedir los derechos que pertenecen a personas con autismo o cualquier otro colectivo, de una madre, un padre, un adulto diagnosticado de niño o de ya adulto, un profesional que vaya de nuestra mano, etc... quien criticara eso, no era un aliado nuestro y por lo tanto, había que apartarlo a un lado e ignorarlo, esa persona no tenía valor en nuestra lucha y no nos aportaba nada, era una mente cerrada que poco haría por mejorar la sociedad.
Y es entonces cuando yo, una vez mas, en una situación "especial", como es hablar de mi diagnostico de TLP, decido como ayuda personal terapéutica y como parte de mi persona que soy, recurrir de nuevo a mi cualidad, a mi valor, a mi "hablar sin miedo y sin tabúes.

Tras tomarme las pastillas que me tomé (podéis leerlo AQUÍ ) , mis ideas suicidas (estaba en pleno brote y con una crisis de TLP tremenda), no desaparecieron, al contrario, se intensificaron. Tal vez por ponerme a prueba o poner a prueba a mi entorno, no lo sé... el primer corte profundo y peligroso, me lo hice en el antebrazo, un poco mas arriba de las muñecas. Recuerdo poco, mucha confusión. Mucha sangre, ambulancia y entrar en urgencias rápidamente, me pusieron grapas y nuevamente una psicóloga trató durante horas, tras medicarme para calmar el ataque de pánico y ansiedad con el que llegué, explicarme la gravedad de lo que hacía, de mi estado, etc... volví a casa, muerta de remordimientos por haber dado ese susto a los míos, a mi marido y mis hijos que tanto quería y quiero.
Pero los trastornos mentales son como son y tienen lo que tienen, que cuando están en plena ebullición de sus síntomas ( normalmente ocurre cuando la persona tiene muchos estresores en ese momento y su cabeza no puede soportarlos mas), toman el control de tu vida.

Lo pensé, unos segundos solo, lo justo para sentirme que sobraba en este mundo y que todo el mundo viviría mejor sin mi. Lancé la cuchilla con fuerza hacía mi muñeca y me hice un corte profundo... No voy a explicar qué ocurrió tras esos segundos, porque quien me socorrió fue mi hijo y recordarlo me mata por dentro.
En urgencias, esa vez, con mi marido, estaba también mi hermana mayor y ambos solicitaron mi ingreso en psiquiatría porque llevarme a casa era una locura ya que estaba claro que yo no iba a parar hasta conseguirlo y esa misma noche, ingresé por primera vez en una planta de psiquiatría donde viví una experiencia increíble que marcó mi vida con un nuevo "antes y después".

En próximas entradas os contaré como se vive algo así, como se asume, como se vuelve a empezar y de donde se saca el valor para contarlo y porqué.
Porqué si no hablamos de Salud Mental, de lo que nos encontramos al entrar en este circuito, de como nos trata la sanidad y la sociedad, de las ayudas que nos faltan, de lo que necesitamos, de nuestros derechos... estamos muertos.
Gracias por leerme y sobre todo gracias a los que nos dais vuestro apoyo y cariño, si supierais la falta que nos hace para ser valientes y romper tabúes, que tanto daño nos hacen a todos. Sí, porque los tabúes son el peor de los defectos que tenemos como sociedad. Nos hacen callar, silenciar los problemas de muchos colectivos que necesitan ser vistos y escuchados... nos hacen invisibles y nos matan lentamente sin necesidad de poner una cuchilla amenazando tu muñeca.


jueves, 31 de marzo de 2022

Estrategias de intervención en crisis de TLP

Escrito por ANA CABADAS y fuente del articulo completo Fundación AMAITLP





Las crisis en el trastorno límite pueden ser vividas de forma muy diferente por las personas que lo sufren. Pero generalmente se traducen en un elavadisimo nivel de activación que suele generar un bloqueo emocional y mental en la persona que lo vive. En ocasiones pueden aparecer acompañadas de explosiones de ira hacia uno mismo o hacia otros, llantos desmedidos e incontrolables, huidas, autoagresiones, parálisis o congelación o aumento de la ideación suicida.

Los recursos de la persona que pueden servir como factores de protección en estos momentos son:

-Comunicar el estado emocional y pensamientos a la familia, amistades o alguna persona de confianza.
-Permanecer acompañado en momentos de crisis
-Evitar o alejarse de cualquier situación perjudicial
-Evitar el consumo de alcohol, drogas u otras sustancias
-Relacionarse, participar en actividades grupales, de ocio o voluntariado
-Identificar señales de riesgo
-Recordar que la crisis es transitoria

Las estrategias de actuación o protocolo de protección a seguir son:

-Buscar soluciones no suicidas: tener un listado de 5 cosas que puedes hacer si la crisis vuelve a suceder.
-Desecha todos los objetos que pueden ser peligrosos para ti
-Tener un listado de cosas que no debes olvidar como cosas que te sostuvieron en otros momentos, razones para vivir, las veces que supiste salir de los problemas o que en otro momento podrás verlo de manera diferente.
-Contacta con tus apoyos: ten a mano una lista de contactos a los que puedas recurrir
-Elabora un listado de teléfonos de atención que atienden 24 horas.



domingo, 20 de marzo de 2022

TRASTORNO LÍMITE DE PERSONALIDAD

Autora de éste artículo: Instagram de Montse.Studies (Studygram Medicina)



¿TRASTORNO DE PERSONALIDAD?

Es un patrón perdurable de pensar, sentir y comportarse que se desvía de forma considerable de la normalidad.

Inician en la adolescencia o adultez temprana.

Afectan múltiples áreas, con alteraciones cognitivas, de control de impulsos, de respuesta emocional e interacción social.


Son patrones rígidos, duraderos y que provocan malestar o deterioro en el paciente.


¿LÍMITE?

Es un tipo de trastorno de personalidad (hay varios tipos, cada uno tiene sus características).

Se caracteriza por una gran inestabilidad afectiva, inestabilidad del estado de ánimo, de la autoimagen, de las relaciones personales e impulsividad marcada.

Marcado miedo al abandono (que puede ser real o no).

Conductas autodestructivas, suicidas e impulsivas.

Sentimientos de vacío.

Más frecuente en mujeres.


¿CUALES SON LOS SÍNTOMAS?

- Califican a personas/situaciones como "buenas" o "malas". "amor" u "odio", sin intermedios.

- Miedo a ser abandonados.

- Comportamiento autodestructivo, autolesiones.

- Conducta suicida (intentos o amenazas).

- Cambios de humor.

- Impulsivos en gastos, drogas, compras, apuestas, atracones de comida...

- Pareciera que están siempre en crisis.

- Sensación de "vacío".

- Relaciones conflictivas muy intensas.

- Extrema sensibilidad.


¿CÓMO SE SIENTEN LOS PACIENTES?

En general, los pacientes con trastorno límite de la personalidad (TLP), sufren mucho debido a su inestabilidad emocional y pareciera que están en una montaña rusa de emociones.

Son emocionalmente muy sensibles, tienen la sensación de que sus sentimientos son abrumadores, explosivos o demasiado intensos, que no los pueden controlar.

En general se sientes incomprendidos y con un sentimiento crónico de "vacío", como si estuviesen "huecos por dentro".


¿COMO PUEDO AYUDARLO/A?

Si conoces  a alguien con TLP o sospechas de ello:

*Ofrécete a escucharlo, a acompañar y principalmente a estar cuando lo necesite.

*No juzgues su comportamiento, no retes ni invalides su sentir ("que exagerado/a eres", "no es para tanto", "no puedes sentirte mal por eso", "solo quieres llamar la atención", "¿como puedes cortarte?", "¿estás loco/a?").

*Sugiere buscar ayuda profesional.

Los pacientes con TLP tienen crisis, en ellas, sientes un profundo dolor interno, necesitan de comprensión y atención. NO ES VOLUNTARIO.


¿CUAL ES EL TRATAMIENTO?

Un trastorno de personalidad es algo permanente, que puede ir mejorando o empeorando, por lo tanto el tratamiento es largo, requiere de una gran adherencia del paciente y de su familia.

Lo principal es la terapia psicológica, a esto se le agrega el tratamiento con psiquiatra y si es necesario, medicamentos para controlar algunos síntomas (agresividad, depresión, inestabilidad anímica, impulsividad).

Pero siempre es importante la educación en temas de salud mental, explicarle al paciente y a su familia que es esto, por qué ocurre y que no es un juego.

Lo más importante:  

Buscar ayuda
Hablar del tema
Educar respecto a salud mental
Concientizar
No juzgar







miércoles, 16 de marzo de 2022

Síntomas de que llegaba algo terrible...

AVISO 🚩 Entrada dura de leer, pero necesaria para comprender cómo llegué a mi diagnostico de TLP y cómo nos afectó a Natalia y a mi, el confinamiento de la pandemia por el Cóvid19. 



El confinamiento, cómo ya expliqué, a las personas (no a todas, tampoco quiero generalizar, aunque sí fue a un mayoritario porcentaje de ellas) que tenemos un trastorno o enfermedad mental, nos agravó nuestros síntomas y dificultades, los sacó a la luz si desconocíamos que los teníamos o se presentaron de repente sin esperarlos. El caso es que el número de personas asistidas en Salud Mental, creció y sigue creciendo, produciendo unas listas de espera de consecuencias terribles, ya que las consecuencias de no ser atendido, y de manera correcta, no la típica visita de 10 minutos y hasta dentro de un mes, puede provocar empeoramientos severos de dichas enfermedades hasta límites de llevar a las personas a decisiones de las que luego no se puedan revertir. Y aprovecho para dar un ligero dato que me llegó hace poco:


El suicidio es el mayor problema de salud pública en Europa, con una tasa de prevalencia de 11.93 por 100.000 (en España la tasa es menor, de 7,79).  A nivel mundial, cada año se suicidan casi un millón de personas, 800.000  según la OMS. Por cada persona adulta que decide quitarse la vida, posiblemente más de otras 20 lo han intentado, y cada suicidio afecta íntimamente al menos a otras seis personas .confederación SALUD MENTAL españa

Grave, muy grave. ¿Verdad?

Tras los primeros meses de confinamiento, en los que yo tenía muy claros los objetivos a trabajar con Natalia y como hacerlo, dieron o nos dejaron tener los primeros "permisos". Abrieron casales, se puso en marcha la vuelta al cole, etc...
Mi trabajo con Natalia era un continuo 24 horas con ella. Todos los minutos del día los tenía organizados y con su pictogramas preparados para facilitarle más todavía la adaptación a la nueva realidad que vivíamos, en casa son poder salir y añadiendo el agravante de que ella, ni de lejos, comprendía lo que estaba ocurriendo. No era ni como un niño pequeño que se le puede adaptar la información a su edad y comprensión. Para ella el Cóvid19 era, es y será siempre un desconocido, algo que nunca supo que sucedió pero sí vivió sus consecuencias.
Mi mente, se acostumbró, por decirlo de alguna manera, a todo ese control que yo tenía sobre las dificultades del TEA de Natalia. Era terapeuta, maestra, logopeda, monitora de ocio, psicóloga, psiquiatra... era todo y lo mejor que mi hija tenía. O eso me creí yo. Aunque al principio fue complicado, a medida que pasaban las semanas, Natalia se sentía mas segura con ese orden que no la descolocaba porque el día se desarrollaba siempre de la misma manera (quitando cosas puntuales que le anticipaba correctamente con sus secuencias) y yo me sentía... mmm, no sé cómo decirlo... ¿más poderosa? Os lo prometo, llegué a pensar que el confinamiento era lo mejor que nos había pasado porque mi hija por fin, tenía todo lo que necesitaba y yo podía proporcionárselo sin presiones de csmij o colegio, etc...
Pero me engañaba. Eso era vivir en una cárcel, sin socializar ni mantener ningún tipo de comunicación con el exterior y no podía hacerle eso a mi hija. Yo me fui acostumbrando a ello, lo reconozco, apenas cogía el teléfono, me metí tanto en mi mundo sin darme cuenta, que llegué al punto de desviar mis llamadas al teléfono de mi marido, ni siquiera cogía las de mis médicos, a los que mi marido ya había puesto al tanto de mi "extraña situación". 
Con los primeros permisos, mi hija fue adaptándose poco a poco a salir, primero casales y luego colegio. Y le iba bien, lo necesitaba ( sus crisis conductuales siguieron, eso era lo único que no mejoré yo en ella durante el confinamiento y seguramente el agotamiento del que yo no me hacía consciente regulándoselas sin ayuda, fue una de las múltiples causas de mi primer intento de suicidio).
Mientras ella se adaptaba al mundo de nuevo, metiéndose con ganas en él, yo empecé a caer en picado y mi cabeza empezó a tener paranoias raras que cada día se me iban más de las manos.
Natalia ya no necesitaba más de mi, me decía y si necesita algo, su padre y su hermano, con la ayuda externa que tenían, podían hacerse cargo. Mi hijo era un chico brillante, responsable, maduro, tanto, que a la edad de 16 años ya hasta podría vivir solo, pues sabía hacer y organizar todas las tareas de llevar una casa. Y mi marido, se podría decir que igual que mi hijo, siendo además un padrazo... pero aguantando una mujer que cada día se sentía menos válida, que nadie la necesitaba, que ya había cumplido su labor en este mundo y que no le veía sentido a continuar en él.
Todo lo peor e insignificante que os podáis imaginar, eso era yo. O más bien, eso me sentía yo.
La primera alarma saltó, una tarde hablando en un chat con un grupo de mamis TEA de whatsapp. Para no alargarme tanto, os resumo.
Yo comencé a hablar extraño, muy negativamente de mi, con pocos planes de futuro a largo plazo, explicando lo bien que estaría descansando "para siempre", cosas que a veces se dicen en broma, pero que una de las mamis, muy amiga mía y que además es psicóloga, por mi apenada y al mismo tiempo segura forma de hablar y explicar que... uff, esto me resulta muy difícil de contar... había comprado a Natalia, un cuento infantil, para que se lo leyeran mi marido y mi hijo, cuando yo faltara, que trataba sobre como explicar y ayudar a los niños a superar el duelo cuando uno de los padres fallecía.
Ella, mi amiga, entendió que yo no estaba bien, y que seguramente ya tendría planes de cuando y como hacerlo. Saltaron sus alarmas y se puso en contacto con mi marido, le explicó lo que veía y él le contó lo extraña que estaba en casa, poco comunicativa y preocupada por dejar en orden cosas sobre el futuro de Natalia, como hablar de residencias (algo que a mi antes, me daba miedo hablar), etc... Mi amiga le recomendó llamar a mi doctora y explicarle todo, sobre todo, que creían que yo podía estar pensando en el suicidio. Llamó y mi doctora en seguida hizo un informe que le pasó al momento por correo electrónico, para que me llevara a urgencias y una psiquiatra o psicóloga me vieran allí.
Así lo hicimos y como fue algo inesperado para mi, evidentemente me puse a la defensiva y descubrí sin querer, mi secreto para haber mantenido tanta rigidez de horarios sin decaer durante el confinamiento, que fue sobremedicarme cada vez mas hasta llegar a un punto de poner mi salud en riesgo de manera peligrosa, algo que provocó que la psiquiatra que me atendió me propusiera seriamente, un ingreso hospitalario. Pero tras hablar con mi marido, entre él y el equipo de urgencias psiquiátricas que había ese día, decidieron darme el alta, bajo una total vigilancia de mi marido, con la medicación controlada por él y lejos de mi alcance y ante cualquier comportamiento fuera de lugar, volver a urgencias de inmediato.
Así lo hicimos y así tuve que modificar mi plan para terminar con mi vida... porque mi pena me había comido ya, el dolor que sentía me crecía hasta en las lágrimas que me caían a diario y el sentido de mi existencia ya lo había olvidado.
Terminé durante unas semanas de meditar cómo hacerlo, de pensar como dejar preparado la atención a mi hija, que era lo único que me preocupaba, ya que el resto tenía claro que continuarían su vida perfectamente y mejor sin mi ( mi paranoia ya me había abducido totalmente) y... antes de hacerlo, di un primer susto, tal vez por dudas o por miedo o porque dentro de mi, aun esperaba que alguien rescatara a la Cris que un día había sido, no lo sé. Tras ese susto, lo hice, sin pensar, con los ojos cerrados, segura de mi misma y de lo que estaba haciendo....


( Continuará en próximas entradas para no alargar más esta, que ya se me ha hecho muy dura de escribir, gracias a los que me habéis leído y ponéis vuestro granito compartiendo o hablando de la necesidad de visualizar los problemas de Salud Mental, para que hayan mas ayudas y menos tabúes)



sábado, 12 de marzo de 2022

Sobre la pandemia y otros desastres...



No voy a explicaros nada del Cóvid19, ni del confinamiento, ni de donde vino, ni donde nos quedamos ni a donde va. Eso se lo dejo para otros.
Yo voy a hablaros de cómo aquel confinamiento, afectó a personas con problemas de Salud Mental y para hacerlo, nada mejor que hablar en primera persona, poniéndonos de ejemplo, a mi querida hija (protagonista de éste blog), a mi persona y a mi hijo y mi marido también. Porque la Salud Mental no afecta solo a la persona que tiene esa enfermedad o trastorno, sino que afecta a todo su entorno y más concretamente, a los cuidadores o convivientes.

Cuando nos confinaron, para Santi y para mi, entre el resto de preocupaciones por el virus y lo que traía consigo, una de las preocupaciones principales, fue cómo íbamos a mantener en casa a Natalia, sin cole, sin Esplai de tiempo libre ( acude 3 horas los sábados) y sin la chica de ayuda que teníamos de Dincat (pagando, pero con parte subvencionada) 4 horas semanales (también sábados por la mañana, ya que ese día trabajábamos actividades varias, socialización, psicomotricidad fina y gruesa y relajación sensorial con yoga, masajes, etc... aprovechando y juntando las horas de Esplai y de Dincat).
El Esplai, se cerró, bueno, todos los Esplais de cualquier tipo. Y la Generalitat cerró también la bolsa de horas de Dincat. Nos quedamos sin nada, aparte de sin colegio, un pilar básico.
Natalia tenía 12 años, autismo severo, crisis conductuales bastantes severas, sospechamos que hiperactividad ( hace poco nos lo confirmaron), déficit de atención, trastorno del sueño, trastorno alimentario, trastorno sensorial. Y un grado III de dependencia, 75% de discapacidad intelectual y una enooooooooorme necesidad de demanda. ¿Habéis oído hablar de los bebés de alta demanda y del estrés que esto causa a sus madres? Pues ella igual, pero con 12 años.
Normal que mi marido, incluso mi hijo y yo, estuviéramos preocupados y hasta asustados.
No me preguntéis de donde saqué fuerzas para organizarlo, cómo lo hice...cómo aguanté. Y sí, ese fue uno de mis problemas, mi primer síntoma, algo que explicaré con detalle en próximas entradas.
Desde los primeros días, me marqué unos objetivos claros, que ella no podía tener ni un minuto sin organizar. 
Y cómo no, la responsabilidad recaía sobre mi, ya que mi hijo tenía clases online y luego deberes, etc... (el instituto intentó que las clases fueran lo más normalizadas posibles, aunque fueran online, mantuvieron el mismo horario y las mismas asignaturas, plan de trabajo). Y mi marido, tenía otras responsabilidades que ya son de ámbito privado y nada tienen que ver con ésta historia.
Total, que desde las 8:00 más o menos que se levantaba, hasta la hora que le diera la gana a ella de dormirse (entre las 00:00 si teníamos suerte y las 4 de la mañana), todo, todo, todo, lo tenía yo preparado y planificado y por supuesto ejecutado por mi.
Ayudarla a preparar su propio desayuno ( recordar que es dependiente severa y no sabe hacer sola cosas de la vida diaria) , sentarse bien en la mesa, recoger, lavarse sola dientes y peinarse ( me propuse que durante el confinamiento aprendería éstas cosas conmigo, teníamos todo el tiempo del mundo, algunas las logré y otras no), tareas de casa como barrer, limpiar, recoger y guardar ropa, hacer camas, etc... (todo esto con sus negativas, intentos de escapárseme, a veces incluso pegarme o golpear mobiliario). Yo intentaba a veces, cuando se ponía nerviosa, dejarle su espacio, hasta que se calmara, pero es que en cuestión de minutos, ella volvía a reclamarme e incluso reclamar esas actividades, era como un quiero y no quiero...o mejor dicho, un quiero pero no sé y eso me causa frustación.
Tras las tareas de casa, deberes para no perder el ritmo de sus aprendizajes académicos, luego hacíamos algo de jardinería aprovechando que yo tengo muchas plantas en la terraza y me gusta mucho la labor de cuidarlas. Seguíamos con preparar la comida juntas, enseñarla a recoger y poner el lavavajillas ( en ese momento sí colaboraban su padre y su hermano), comíamos e intentábamos enseñarle a que se sentara bien, no se levantara cada 30 segundos, utilizara los cubiertos y no nos quitara comida de los platos o vaciara el plato sobre la mesa o directamente al suelo, para alegría de nuestra perra Nuca.
Tras comer y recoger, nos costó mucho los primeros días, pero al final conseguimos que lo respetara, con mucha insistencia y firmeza, yo tenía 30-45 minutos de descanso que ella debía respetar, para tomarme un café o ver las noticias. Luego volvíamos a empezar.
Reforzar lectura, un rato de trabajo TEACH, un juego de mesa que reforzara la parte social en ella y si mi hijo tenía un rato libre, aprovechando que a él le gusta la cocina, hacíamos un taller de cocina, sino podía, pues yo le hacía juegos de manualidades, que ya hacíamos todos los días, solo que los días que no había cocina, las manualidades duraban más, aprovechando que a ella le encantan, lo de marranearse las manos con pintura, harina, tierra, purpurina, etc... Seguíamos , ahora sí todos los días con mi hijo, con un rato de gimnasia aprovechando la escalera de casa y alguna herramienta más que teníamos y la experiencia y paciencia de mi hijo con ella y conmigo, porqué no decirlo, nos metía caña el chico, al menos para lo sedentarias que somos nosotras, jeje...
Para resumir, luego lo típico pero no tan típico para nosotras. Ducha y enseñarla a ducharse sola ( todavía seguimos en ello) , rato de cremas y masajes para relajarla (éste era uno de mis mejores momentos con Natalia), tumbarme con ella en la cama y leerle un cuento que elegíamos entre las dos, ayudar con la cena, poner mesa, cenar ( con todo el trabajo de mesa que había detrás), recoger, dientes y dormir. En sus caso dormir significaba pegarse horas subiendo y bajando de la habitación al salón, dar vueltas por la isla de la cocina, abrir armarios, hacerse dueña del mando de la tele, jugando a subir y bajar el volumen, gritar desde su cama, tirar todos sus juguetes y lo peor, estallar en una crisis conductual donde las consecuencias eran morados en sus manos de los golpes que daba, con auto y hetero agresiones, rompernos varias puertas y mobiliario y este tipo de situaciones donde ella terminaba exhausta, mi marido sobrepasado, mi hijo triste y agobiado y yo, llorando y haciendo crecer en mi la semilla de mi TLP, como me había ocurrido ya varias veces a lo largo de mi vida en situaciones de crisis sin saberlo, solo que esta vez, sobrepasaría todos mis límites y me desgarraría tanto, hasta el punto de poner en riesgo mi vida... 2 veces de forma activa y muchas frenadas de manera ajena a mi o por el miedo a dejar a mi hija sin todas sus necesidades cubiertas.
Así, el confinamiento, dañó a muchas personas que tenemos enfermedades o trastornos mentales. Así lo viví yo y en próximas entradas os contaré las consecuencias, primeros síntomas, estallido, llegada del diagnostico y todo lo que traía en su mochila.
Volver a la normalidad, tampoco fue fácil para mi hija, los cambios los vive como si un huracán la arrasara, así que imaginaros lo que en ella también ocasionó.
Sobre la pandemia y otros desastres, es mi manera de contaros, cómo empezó nuestro caos mental y familiar, como llegué a mi primer intento de suicidio ( sí, no me da vergüenza hablar de él, ya no, vergüenza me da el que siga tratando este problema social como un tabú o algo que debería quedarse en la intimidad).
Estad atentos a próximas entradas, porque el autismo de Natalia se va a entrecruzar con mi TLP, tenemos mucho que contar y compartir y este blog va a volver a activarse. El autismo sigue necesitando visibilidad, sobre todo el TEA nivel III y el TLP ni os cuento, es un gran desconocido lleno de mitos y tabúes.
Necesito que se entienda como vivimos las personas límites o también llamadas borderline, qué síntomas tenemos, qué de severo es este trastorno, cómo nos dificulta la vida y cómo no, como llegamos al diagnostico. 
Lo dicho, próximas entradas, consecuencias del confinamiento, secuelas de la pandemia en Salud Mental y una de las partes de mi vida mas duras que he pasado.
Acompañadnos por favor, el TEA y el TLP gritan por tener visibilidad y tú puedes poner tu granito de arena, tú puedes ayudarnos. GRACIAS.



RECUERDA SIEMPRE QUE...

RECUERDA SIEMPRE QUE...