Hola a todos y todas, bienvenidas/os a mi historia...o mejor dicho,la historia de Natalia...

domingo, 23 de octubre de 2016

AUTISMO PARA TODOS.Hoy nos habla Ingrid...profesora de apoyo de Natalia en p3-p4


2º Relato de AUTISMO PARA TODOS.

Ingrid fue una de las primeras profesoras de apoyo que tuvo Natalia,entre p-3 y p4...la recuerdo con mucho cariño porque era una dulzura con mi hija,un encanto de chica y porque me demostró su sensibilidad hacia el autismo no solo durante aquellos cursos,sino interesandose siempre por el desarrollo de Natalia...hemos mantenido el contacto desde entonces,no tanto como nos gustaria por el dia  a dia pero sé que ella nos sigue a través del blog y de vez en cuando,algun mensaje cariñoso de recuerdo nos hacemos.Ha sido una de las personas con mas implicación hacia las necesidades de mi hija,que me he encontrado en este camino y sus palabras para mi tienen mucho valor.


Esta foto tiene un significado especial para Ingrid.La tomó  durante unas colonias,el año pasado.A ella le encantan las mariposas y Pau,un nene autista que estaba con ella,al verla se quedó impresionado con ella,la encontraron herida y juntos la ayudaron a colocarse bien con una sensibilidad por parte de Pau que quedó gravado en el corazón de Ingrid...que mejor imagen que ésta para acompañar sus palabras.

AUTISMO: Una reflexión desde el corazón de una maestra...

La primera vez que te hablan de autismo y te informan que tendrás dentro del aula un/una peque con esta característica (no me gusta usar la palabra síndrome, ni mucho menos discapacidad porque no la hay) siempre me surge la misma pregunta “En qué grado?” y es que el autismo no puede catalogarse de forma homogénea. De igual forma que pasa con todos y cada uno de nosotros, NADIE es igual. TODOS somos distintos, diversos… En todo caso, seriamos IGUALES EN LA DIFERÈNCIA. Es más lo que nos separa que lo que nos une. Lo peor que podría un maestro decirnos es “sé normal”. El concepto de “normal” se quedó en los diccionarios rígidos. Entonces, ¿por qué catalogamos? ¿Por qué nos empeñamos en etiquetar?

A lo largo de mis años de docencia (que no son muchos pero suficientes para tener una convicción sólida para hablar de ello) he podido ver una diversidad inmensa dentro de la catalogación de “espectro autista”. He tenido la inmensa suerte de conocer personitas con alta o baja capacidad cognitiva, alta o baja capacidad emocional, más o menos habilidades comunicativas… Por lo tanto, siempre lo he afrontado como un reto más de igual forma que los otros 23 o 24 alumnos que puedas tener en el aula. De todos ellos debes hacer un análisis profundo intentando detectar cuáles son sus necesidades ya sean educativas como afectivas. Nos solemos basar en la observación pero, sobre todo, le doy mucha más importancia a la conversación, a los ratos distendidos en los que el niño/a se siente libre para exteriorizar pensamientos y sentimientos. Por lo tanto, quizá no debería expresar mi opinión sobre los exámenes… Cuando nos centramos en un niño autista con capacidad de comunicación limitada, la observación se hace primordial para la detección de dichas necesidades. En ese caso, no es que el niño/a no esté capacitado para la evaluación de una escuela convencional sino que es la escuela la que no pone a su disposición las herramientas que ese alumno necesita. 

Debo decir que Natalia no fue la primera que conocí ya que en mi familia tenemos un caso. Ambas, no se parecen (hecho que reafirma mi primer argumento). A Natalia la conocí cuando empezaba P3. Recuerdo una carita con unos mofletes regordetes, con pequitas a los que sólo les faltaba tener escrito “cómeme a besos”. Reconozco que soy una maestra muy “mami”. Con Natalia me encontré que no me dejaba besarla ya que las horas que estaba con ella no eran suficientes para establecer un vínculo de confianza. Pero, realmente necesitaba que la besara? Quizá existían otras prioridades para ella como era la necesidad de poder comunicarse y facilitarle la comunicación era la mayor muestra de amor, algo que un beso no podía darle. 

Al curso siguiente (P4) todo empezó a cambiar. Su tutora por aquel entonces (a la que tengo un enorme cariño) pactó con Cristina el uso de pictogramas (sistema de comunicación alternativo) dentro del aula. Principalmente, cada mañana, le mostrábamos la secuenciación del día dividida en actividades que realizaría y maestra con las que las haría. Esto servía como anticipación cuyo objetivo principal suele ser ayudar a mantener un orden del día. Puede parecer una práctica muy individualizada pero esa necesidad la tienen todos los niños en la etapa preescolar así como en la etapa de Primaria. Siendo adultos también sino, por qué llevamos agenda y programamos nuestros días? En ese mismo curso, Natalia comenzó su proceso de lectoescritura y comenzó a atribuir un sonido (fonema) a una grafía (letra). Quienes sabemos leer y ya lo hacemos de forma automatizada, nos puede parecer sencillo pero el proceso de lectoescritura es más complejo de lo que parece. Se trata de atribuir un sonido (algo intangible, abstracto, sin sentido) a un símbolo (letra) que no nos brinda una pista en su forma física. Más tarde, encima, se nos cambia la simbología ya que aprendemos en letra mayúscula para, al año, pasar a la ligada (cuyo trazo es muy complejo). Por si fuera poco… a los dos años cambiamos a la de imprenta (o digital). Con esto no quiero criticar la forma sino darnos cuenta de la complejidad en lo que pedimos a nuestros pequeños. Aquí viene una de las anécdotas que más me marcaron de mis días con Natalia: La primera vez que la vi emitir fonemas delante de unas grafías. Lo hizo segura, motivada, contenta… Recuerdo que se me saltaron las lágrimas. Estaba junto a su maestra Cristina y las dos nos miramos muy bonito. La segunda vez que me emocionó fue cuando, en un ratito de recreo me vino a buscar para decirme “aba”. Al principio no la entendía pero, ayudándose de algunos gestos y llevándome a la fuente pude entender que pedía que le abriera el grifo para beber agua. Me emocioné por dos motivos. El primero por usar tan bien sus recursos. El segundo, por venir a buscarme para que la ayudara en ese momento. 

Estos momentos o detalles pueden parecer insignificantes pero una de las cosas que estos valientes nos enseñan es a valorar lo pequeño, las pequeñas acciones y logros. Tuve la inmensa suerte de ser tutora de un niño autista con grandes habilidades comunicativas pero poca organización temporal y un nivel conceptual y físico inferior al de su edad. Caminando un día por el bosque empezó a hacer hipótesis sobre un tema de su interés. Sigues hablando con él y, de repente, te das cuenta del gran paso que está dando, de que acaba de romper una barrera ya que está entrando en el mundo de la invención, de la fantasía pero, a su vez, ofrece explicaciones racionales y lógicas a esa historia (la cual ha tenido que ordenar previamente en su cabeza). Saber que existen ciertas “limitaciones” te ayuda a valorar muchísimo más los pequeños pasos que puedan dar. Es algo que siempre comento en las reuniones familiares de niños con estas características: es un regalo. En una sociedad como la actual, aún más. Necesitamos parar y que nos hagan ver qué es lo verdaderamente importante. 

Otro aspecto a favor de la inclusión en las aulas es entender esta como una “microsociedad”. En la universidad nos lo repitieron infinitamente pero, qué clase de sociedad se puede mostrar en una escuela que segrega y separa a los niños por sus características? El mundo (ya no hablo de nuestro barrio o ciudad) es diverso y ese aspecto supone una gran suerte ya que nos ayudará a mantener un espíritu crítico delante de la gran variedad de opciones. La escuela, debe de ser el reflejo de la diversidad. Debe exponer a los niños a las máximas situaciones posibles para que puedan ensayar en la escuela la obra de su vida. La escuela y el hogar deben ser el escenario en el que nuestros pequeños prueben, improvisen y descubran quienes y cómo quieren ser. Segregar es ofrecer una realidad principalmente injusta además de manipulada. 

En todos los grupos en los que he tenido la suerte de ser tutora o participar de otras maneras siempre he sentido que se acepta la diferencia de forma natural ya que, los niños, no catalogan ni diferencian. Aceptan la realidad de forma natural y es un gusto poder ser partícipe de este hecho diariamente y ver cómo quieren ofrecer su ayuda.



Para acabar, aquellas personas que aún se plantean una escuela diferenciada y segregadora, decirles que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Que las limitaciones se adquieren de adulto y que todas las barreras que puedan existir se saltan con amor y trabajo. Nunca debemos dejar escapar esa motivación al finalizar la universidad pero, bajo ningún concepto, debemos dejar escapar la sensación de seguir siendo niños. Ojalá podamos seguir mirando al frente con esa bondad y espontaneidad olvidando las etiquetas y desviando la atención a las limitaciones. Es momento de ver qué podemos hacer y hacia dónde podemos caminar.



2 comentarios:

  1. Ojalá hubiera más profesoras como Ingrid fue monitora de mi Edu en casales de verano hace años mi niño no tiene Tea pero es Tdah también necesita adaptaciones curriculares en el colegio y te entiendo perfectamente hay que concienciar a esta sociedad que son niños con NEE enseñar a esta sociedad que lo diferente también encaja y hacerlo ver como hago normal y no permitir discriminación para nuestros hijos.

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    1. Pues si...ojalá las hubiera.Yo quiero pensar que las nuevas generaciones de docentes vienen mas preparadas y con la mente mas abierta,mas responsables de la importancia de su labor en el niño que un día sera adulto

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