Gracias a SILVIA MARTINEZ DE HARO, por dejarme compartir estas palabras suyas.
Y me conquistaste, para siempre.
Lo primero que recuerdo de ti son tus ojos, tu mirada. Tenías segundos de vida, segundos fuera de mi y me mirabas. Con los ojos más grandes e inquisidores que he visto jamás. Qué caras ibas a vender tus miradas!!!
Pau, siempre me encantó tu nombre, breve y rotundo, como tus escasas miradas.
Mi sueño hecho realidad, teneros en mis brazos, en mi pecho. Bebé demandante, muy demandante, agotador. Algo me decía que no debía soltarte, jamás. Debía capturar tus miradas, todas.
Algo me decía que las cosas no iban bien, que te perdías en un mundo de risas espontáneas a amigos imaginarios. Te alejabas y volvías a mi pecho. Y vuelta a empezar. Te tengo, te pierdo.
Cuando nos confirmaron aquello que yo tanto temía, mi mundo no se cayó, hacía meses que ya estaba resquebrajado, esperando una confirmación, un diagnóstico que me permitiese gritar a los demás que sí, que algo pasaba, que te perdía por momentos. AUTISMO. Y lloré. No demasiado, pero lo hice. Me racioné las lagrimas para que no me faltasen nunca, las iba a necesitar.
Perdimos cosas bonitas en el camino, gente que se apeaba de nuestras vidas y gente que sólo salía en la foto. Y dolía. Cada pérdida dolía, mucho. Y dejaba una cicatriz en mi alma que nadie conseguirá suavizar.
En enero cumplirás, junto con tu hermana, seis años. Y has avanzado un mundo y medio. Aunque digan que nunca será suficiente para que dejes de ser "especial". Pero es que tu ya eras "especial" cuando te alimentabas de mi sangre, cuando no me habían atrapado tus ojos. Tu eres ESPECIAL.
PAU, amor, no dejes nunca de mirarme, de sorprenderme, de enamorarme. Yo te prometo que estaré siempre ahí, con vosotros, rescatando miradas, las nuestras. Y olvidando otras, las de los demás, las que ya no cuentan. Las de los que ya no estan y nunca estuvieron de verdad. Quedan las nuestras. Las miradas del alma.
T'estimo amor meu.
Y me conquistaste, para siempre.
Lo primero que recuerdo de ti son tus ojos, tu mirada. Tenías segundos de vida, segundos fuera de mi y me mirabas. Con los ojos más grandes e inquisidores que he visto jamás. Qué caras ibas a vender tus miradas!!!
Pau, siempre me encantó tu nombre, breve y rotundo, como tus escasas miradas.
Mi sueño hecho realidad, teneros en mis brazos, en mi pecho. Bebé demandante, muy demandante, agotador. Algo me decía que no debía soltarte, jamás. Debía capturar tus miradas, todas.
Algo me decía que las cosas no iban bien, que te perdías en un mundo de risas espontáneas a amigos imaginarios. Te alejabas y volvías a mi pecho. Y vuelta a empezar. Te tengo, te pierdo.
Cuando nos confirmaron aquello que yo tanto temía, mi mundo no se cayó, hacía meses que ya estaba resquebrajado, esperando una confirmación, un diagnóstico que me permitiese gritar a los demás que sí, que algo pasaba, que te perdía por momentos. AUTISMO. Y lloré. No demasiado, pero lo hice. Me racioné las lagrimas para que no me faltasen nunca, las iba a necesitar.
Perdimos cosas bonitas en el camino, gente que se apeaba de nuestras vidas y gente que sólo salía en la foto. Y dolía. Cada pérdida dolía, mucho. Y dejaba una cicatriz en mi alma que nadie conseguirá suavizar.
En enero cumplirás, junto con tu hermana, seis años. Y has avanzado un mundo y medio. Aunque digan que nunca será suficiente para que dejes de ser "especial". Pero es que tu ya eras "especial" cuando te alimentabas de mi sangre, cuando no me habían atrapado tus ojos. Tu eres ESPECIAL.
PAU, amor, no dejes nunca de mirarme, de sorprenderme, de enamorarme. Yo te prometo que estaré siempre ahí, con vosotros, rescatando miradas, las nuestras. Y olvidando otras, las de los demás, las que ya no cuentan. Las de los que ya no estan y nunca estuvieron de verdad. Quedan las nuestras. Las miradas del alma.
T'estimo amor meu.
Si deseais ver vuestros escritos reflejados en La Princesa de las alas rosas, solo teneis que enviarme un correo a santisycris2@hotmail.com
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