Hola a todos y todas, bienvenidas/os a mi historia...o mejor dicho,la historia de Natalia...

martes, 5 de abril de 2022

Valor en una sociedad llena de tabúes y complejos.






Tengo muchos defectos, muchísimos. Como todo el mundo, quien se libra de tenerlos, ¿no?. En realidad, el ser humano se caracteriza por eso, entre otras cosas y la imperfección y los errores tanto del hombre como de la mujer, han sido lo que históricamente nos ha llevado a muchos momentos clave de la historia de la humanidad. Os recomiendo leer el libro SAPIENS de Yuval Noah Harari, os ayudará a entender muchas preguntas sobre quien y como somos y qué nos ha llevado a este punto presente.

Pero yo no estoy aquí para hablar de eso. Yo quería hablar de mis defectos... y de mis cualidades. Soy nerviosa, algo desordenada, me gusta mi desorden pero no soporto el desorden de los demás y me pone de mal humor. Soy muy mandona, no me gusta hablar por teléfono, lo evito siempre que puedo e intento hablar por whatsapp. Y podría decir un montón de cosas mas.
Mis cualidades, o mi cualidad, la que mas admiro de mi, es mi valor y sinceridad al hablar de cosas serias e importantes sobre mi vida, que además afecten a un colectivo de gente, que esté ninguneado dentro de la sociedad. Lo hice sobre mi hija, contando aquí su historia, sin tabúes. Moví cielo y tierra por ella para darle lo mejor que estuviera en mis manos. Batallé con administraciones, peleé por sus derechos sentada en despachos de algunos de los políticos que mas importancia tenían en aquel momento, envié cientos de correos, inicié campañas y apoyé campañas de concienciación sobre autismo, monté una Plataforma y grupos de apoyo mutuo (GAM) y sobre todo, conté siempre LA VERDAD, sin miedo al que dirán o qué pensará la gente. Siempre me importó mas abrir mentalidades, abrir puertas a personas autistas, entre ellas mi hija, darles la visibilidad que necesitaban sin maquillarla ni disfrazarla, que lo que pensaran la gente que precisamente, eran los que nos ponían barreras. Porque quien criticara la forma de hacer camino y pedir los derechos que pertenecen a personas con autismo o cualquier otro colectivo, de una madre, un padre, un adulto diagnosticado de niño o de ya adulto, un profesional que vaya de nuestra mano, etc... quien criticara eso, no era un aliado nuestro y por lo tanto, había que apartarlo a un lado e ignorarlo, esa persona no tenía valor en nuestra lucha y no nos aportaba nada, era una mente cerrada que poco haría por mejorar la sociedad.
Y es entonces cuando yo, una vez mas, en una situación "especial", como es hablar de mi diagnostico de TLP, decido como ayuda personal terapéutica y como parte de mi persona que soy, recurrir de nuevo a mi cualidad, a mi valor, a mi "hablar sin miedo y sin tabúes.

Tras tomarme las pastillas que me tomé (podéis leerlo AQUÍ ) , mis ideas suicidas (estaba en pleno brote y con una crisis de TLP tremenda), no desaparecieron, al contrario, se intensificaron. Tal vez por ponerme a prueba o poner a prueba a mi entorno, no lo sé... el primer corte profundo y peligroso, me lo hice en el antebrazo, un poco mas arriba de las muñecas. Recuerdo poco, mucha confusión. Mucha sangre, ambulancia y entrar en urgencias rápidamente, me pusieron grapas y nuevamente una psicóloga trató durante horas, tras medicarme para calmar el ataque de pánico y ansiedad con el que llegué, explicarme la gravedad de lo que hacía, de mi estado, etc... volví a casa, muerta de remordimientos por haber dado ese susto a los míos, a mi marido y mis hijos que tanto quería y quiero.
Pero los trastornos mentales son como son y tienen lo que tienen, que cuando están en plena ebullición de sus síntomas ( normalmente ocurre cuando la persona tiene muchos estresores en ese momento y su cabeza no puede soportarlos mas), toman el control de tu vida.

Lo pensé, unos segundos solo, lo justo para sentirme que sobraba en este mundo y que todo el mundo viviría mejor sin mi. Lancé la cuchilla con fuerza hacía mi muñeca y me hice un corte profundo... No voy a explicar qué ocurrió tras esos segundos, porque quien me socorrió fue mi hijo y recordarlo me mata por dentro.
En urgencias, esa vez, con mi marido, estaba también mi hermana mayor y ambos solicitaron mi ingreso en psiquiatría porque llevarme a casa era una locura ya que estaba claro que yo no iba a parar hasta conseguirlo y esa misma noche, ingresé por primera vez en una planta de psiquiatría donde viví una experiencia increíble que marcó mi vida con un nuevo "antes y después".

En próximas entradas os contaré como se vive algo así, como se asume, como se vuelve a empezar y de donde se saca el valor para contarlo y porqué.
Porqué si no hablamos de Salud Mental, de lo que nos encontramos al entrar en este circuito, de como nos trata la sanidad y la sociedad, de las ayudas que nos faltan, de lo que necesitamos, de nuestros derechos... estamos muertos.
Gracias por leerme y sobre todo gracias a los que nos dais vuestro apoyo y cariño, si supierais la falta que nos hace para ser valientes y romper tabúes, que tanto daño nos hacen a todos. Sí, porque los tabúes son el peor de los defectos que tenemos como sociedad. Nos hacen callar, silenciar los problemas de muchos colectivos que necesitan ser vistos y escuchados... nos hacen invisibles y nos matan lentamente sin necesidad de poner una cuchilla amenazando tu muñeca.


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